Millones y el ritmo de la medianoche

La cancha que nunca duerme

Crecí en el South Side de Chicago, donde la canasta no era solo un aro—era un púlpito. Mi papá conducía un taxi; mi mamá enseñaba tercero. Y cada noche, tras la medianoche, cuando todos dormían… nosotros seguimos ahí—yo y chicos como Grajolish, driblando por charcos bajo luces titilantes.

¿Crees que ‘no es suficiente’ porque no empezó? Nah. Su valor no se mide en minutos sobre papel. Se mide en cuántas veces apareció solo—sin cámara, sin foco—solo él y la pelota.

El algoritmo del sudor

Ahora trabajo con scripts de Python y visualizaciones—but mi primer modelo? Fue una pelota gastada y concreto agrietado. Las estadísticas no explican por qué aún lanza a las 2 AM. No capturan cómo lloraba su madre cuando dijeron ‘no lo logrará.’ Pero yo sí lo vi.

Lo vi una vez en Englewood Park tras su primera expulsión del equipo académico. Sin fanfarria. Sin contrato. Solo él sosteniendo la respiración como Jordan—sin contrato, pero con todo.

No estás solo en esta carrera

Dicen: ‘le falta potencial.’ Dicen: ‘su carrera terminó.’ Pero aquí es lo que pierden: El sistema no se rompe cuando juegas solo. El mundo no termina cuando estás fuera del roster. ¿Tu sueño? Aún vive? Sí. Aún vive. Y si estás leyendo esto… tampoco estás solo en esta carrera.